por Daniela Escudero

[English below]

Sabes esos momentos de la vida cuando te das cuenta que estás viviendo algo que hace algún tiempo soñaste? Bueno, tal vez tú no lo hayas vivido todavía pero en este momento, sentada al pie de un árbol alado de un riachuelo con mi perro fiel viendo las montañas estoy viviendo uno de esos momento.

Hace algún tiempo atrás soñé en una vida mas simple y tranquila. Soñé en salud y en ser auto-sustentable. En mi sueño viviríamos en una hacienda donde cultivaríamos tomates y papas, pimientos y cebollas, lechugas y espinacas para cubrir nuestros platos de todos los colores. También soñé en cultivar mi propia carne; cerdos, ovejas, vacas, también gallinas y patos para comer huevos. En mi sueño viviríamos en comunidad con familia y amigos, en paz y harmonía. Yo sé, es un sueño un tanto grande. Pero para que soñar sino es en grande?

En año 2017 mi marido y yo decidimos tomar un curso de Permacultura. Aprendimos mucho sobre el cultivo de plantas, diseños auto sustentables, jardinería, cultivo de agua de lluvia y comunidades resilientes. Aprendimos las inmensas posibilidades del impacto positivo que podemos tener los seres humanos en ambiente. Mi perspectiva del mundo por siempre cambiada y mis prioridades también empece a buscar trabajo en agricultura y lo encontré cultivando hierbas medicinales en un jardín Biodinamico. Ahi empece a seguir el calendario y a aplicar los preparados. A lo largo de la temporada sentí cambios sutiles, pero profundos en mi ser. Esto despertó en una conciencia sobre mi conexiónó con  el mundo natural, mi cuerpo y sus ciclos naturales. Me sentí parte la tierra y no un ser aparte.

En algún momento en mi vida fui vegetariana y a principios del 2017 consideraba volver a serlo por que realmente el sistema industrial de producción de carne es una pesadilla. Llegue a la conclusion de que mi cuerpo necesitaba carne y que mi meta era conseguir fuentes regenerativas, éticas y de buena calidad de carne para nutrirme. Me propuse tener la experiencia de despostar una vaca. Necesitaba vivirlo por lo menos una vez, de entender que es lo que cuesta tomar una vida para poner carne sobre mi mesa. Necesitaba entender el sacrificio de una vida por la mia.

           

En el otoño del 2018 viaje al Sustainable Settings en Carbondale, Colorado para tomar un intensivo de Biodinamica. Llegamos una mañana soleada al pie de las montañas y nos sentamos en una cocina al aire libre. Nuestros profesores nos hicieron una introducción breve. Procedimos a pararnos alrededor de un fuego y Brook compartió un agradecimiento por la vida de la vaca que en pocos momentos daría su vida. Dimos gracias por su vida, por sus terneros, por la fertilización que ella contribuyo durante su vida, dimos gracias por su sacrificio y el sustento que nos daría.

Solemnes y en silencio caminamos hacia Rose la vaca. Yo me senté a su lado y la mire a los ojos. Tranquila Rose observo al hombre con su escopeta y en un abrir y cerrar de ojos su vida se escapo y dejó esta tierra. Pero su propósito todavía no llegaba a su fin. Yo estaba descalza, con shorts y camiseta de manga corta. Con la piel expuesta y mis pies firmemente sobre la tierra tome un cuchillo y la empece a despellejar. No sé como explicar lo que sentí. Estar tan cerca de la muerte, al borde de la vida, con la urgencia de actuar, de transformar y con el sacrifico de Rose crear algo nuevo. Estaba entre la muerte y la vida. Porque después de la una viene la otra. Es una transformación.

Hace algunos años murió un sueño que tuve alguna vez de ser cineasta, y contar historias. De esa muerte nació un sueño nuevo. Soñé en crear vida y tejer comunidades. Hoy estoy viviendo ese sueño. Sentada al pie del árbol después de un día arduo entre la muerte y la vida. Ultimamente más que otros días doy gracias por mi vida. Doy gracias por le sol que calienta mi espalda al caminar por el potrero. Doy gracias por los patos y las gallinas y los huevos que como al desayuno. Doy gracias por la leche fresca y las vacas que me la dan. Doy gracias por mi pequeña comunidad y las comidas que compartimos. Doy gracias porque tengo por la salud que esta vida me da. Doy gracias por que en medio de este caos, del terror que estamos viviendo el mundo entero estoy puedo servir a mi familia y mi tierra. Esto me da esperanza de que podemos tener un futuro mucho más saludable para todos. Donde todos podamos vivir nuestros sueños, trabajando juntos.

 


At The Edge of Life

By Daniela Escudero

Have you ever had one of those moments when you realize you’re living something you dreamed of? Well, maybe you haven’t yet. However, just now, sitting under a cottonwood tree by a creek with my loyal pup, enjoying the mountains, I’m living one of those moments.

Some time ago I dreamed of a simpler life. I dreamt of health and sustainability. In my dream we would live on a farm where we would cultivate tomatoes, potatoes, peppers, and onions; lettuce and spinach to fill our colorful plates. I also dreamt of growing my own meat; pigs, sheep, cows, chickens, and ducks for eggs. In my dream, we would live in a community of family and friends in peace and harmony. I know, its a big dream. But why would you dream small dreams?

In 2017 my husband and I took a Permaculture course. We learned about cultivating plants, sustainable design, gardening, water harvesting, and resilient communities. We learned about the immense possibilities of positive impacts we can make as human beings on the environment. My perspective of the world was forever changed; my priorities as well. I searched for a job in agriculture and I spent a season harvesting at a Biodynamic herb garden. There I followed the Biodynamic calendar and learned to apply the preparations. As the season went by I felt subtle but deep changes in my being. I was conscious of my connection to the natural world, my body, and the natural cycles. I felt a part of the earth, not separate.

At some point in my life I was a vegetarian and at the beginning of 2017, I was considering it again due to the nightmarish realities of the industrial meat industry. However, I recognized that my body needed meat, so my goal became to find good quality, ethically and regeneratively raised meat to nourish my body. I also decided I needed to participate in harvesting a cow. I needed to experience it at least once and understand what it is to take a life to put meat on my plate. I needed to understand the sacrifice of a life for mine.

In the fall of 2018, I drove to Sustainable Settings in Carbondale, CO to take a Biodynamic intensive course. We arrived on a sunny morning at the foot of the mountains and we sat in an outdoor kitchen. Our teachers did a brief introduction. We proceeded to stand around a fire and Brook shared a reading expressing gratitude for the cow that would soon give her life. We gave thanks for her calves, for her manure, we gave thanks for her sacrifice and the nourishment her body would give.

Solemnly we walked towards Rose the cow. I sat next to her and looked into her eyes. She was calm as she faced the man with the rifle and in the blink of an eye her soul escaped and left the Earth. Yet, her purpose was not done. I was barefoot, wearing shorts and a tank top. Exposed, with my feet firmly on the ground I took a knife and began to skin her body. I don’t know how to explain what I felt, at the edge of life, filled with the urgency to act and transform, and with Rose’s sacrifice create something new. I was between death and life. One comes after the other. It is a transformation.

Some years ago I dreamt of making movies, writing scripts and being famous and that dream died. From that death was born another dream. I dreamt of creating life and weaving communities. Today I’m living that dream. Sitting at the foot of the tree after a long day of death and life. I’m grateful, more and more these days, for the warm sun on my back as I walk the fields. I give thanks for the ducks and the chickens and the eggs I eat every morning. I give thanks for the fresh milk and the cows I milk for it. I’m grateful for my small community and the meals we share. I’m grateful for my health that this life gives me. I’m grateful because in the middle of all this chaos and fear the world is living in, I’m able to serve my community and the earth. This gives me hope that we can have a much healthier future for all. Where we can all live our dreams working together.

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